| Pablo Ximénez de Sandoval Cataluña apuntala los Presupuestos, y viceversa Los Presupuestos del Gobierno de España para 2022 tienen garantizada su aprobación gracias al apoyo del independentismo catalán y el vasco. Foto del momento, por Peridis: Pero además, el Gobierno independentista de Cataluña consiguió salvar el primer escollo parlamentario de sus Presupuestos gracias a un partido no independentista. Y el Ayuntamiento de Barcelona, no independentista, recibió garantías de que los independentistas no pondrán problemas a sus Presupuestos. Toda esta colaboración institucional ha movido el tablero de la(s) legislatura(s) en pocas horas. El editorial de EL PAÍS de este miércoles, Estabilidad presupuestaria, analiza esta situación de ida y vuelta en Madrid y en Barcelona. "Ese pacto trasciende el interés de los partidos que lo suscriben, y sus legítimos intereses tácticos, porque constituye un avance efectivo hacia el quehacer colectivo de una comunidad que había permanecido durante más de una década ajena a él", afirma el editorial en referencia a Cataluña. "Las consecuencias de estos movimientos son todavía imprecisas pero su misma naturaleza transversal acerca la situación política de Cataluña a una nueva realidad de fondo y desvela de forma evidente que la aparente mayoría independentista era inestable y fungible. El rechazo al unilateralismo ha calado en Cataluña y los pasos hacia el regreso a su participación en la escena española han dejado de ser meramente gestuales". La situación más interesante se da ahora en Cataluña, donde el independentismo formó un Govern de coalición esgrimiendo que representa al 52% de la sociedad porque es el porcentaje de votos que obtuvieron los partidos independentistas si se suman ERC, Junts, CUP y PDeCat, aunque este último no tiene representación parlamentaria. Ese argumento empieza a flaquear. El pacto entre ERC y En Comú Podem para apoyarse mutuamente las cuentas viene a abrir una grieta de consecuencias aún inciertas en el bloque independentista que gobierna en coalición en Cataluña. Dos análisis sobre esto: Enric Company escribe El mantra del 52%: "Desde el punto de vista de la estricta operatividad política en el Parlament, la verdad es que no hay diferencia entre el 47% o el 52% de los votos. Lo que cuenta es el número de escaños. Y si uno de los partidos independentistas se descuelga en una votación, el gobierno en plaza pierde la mayoría parlamentaria. Eso es lo que hay". Y Miquel Noguer, subdirector de EL PAÍS en Cataluña, escribe El fin de la mentira del 52%: "El apego a los cargos, la dependencia de la subvención pública y la incapacidad de imaginarse lejos de posiciones de poder autonómico, pero poder al fin y al cabo— impedirá que Junts rompa por ahora el Govern. Pero Esquerra ha comenzado a virar. Ya sabe que hay vida más allá del procés". Aparte, estas son nuestras propuestas de lecturas de Opinión este miércoles: TRIBUNAS El Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Defensa, Josep Borrell, escribe una tribuna en la que expone las razones por las que la Unión debe tener una fuerza militar propia de acción rápida: "Para navegar por este entorno estratégico cada vez más competitivo, la Unión Europea debe convertirse en un proveedor de seguridad para sus ciudadanos, protegiendo nuestros valores e intereses. Pero para ello tendrá que actuar con mayor rapidez y decisión a la hora de gestionar las crisis". NUESTRAS FIRMAS Hoy, nuestros columnistas piden algo de contexto. Esta es la información: PSOE y Unidas Podemos piden explicaciones a Casado por asistir a una misa en la que se homenajeó a Franco. Sí, lo ha leído bien. No habrá cosas que hacer un sábado noche antes que rezar por las almas de nadie; en Granada, además, donde las almas no las salva Dios sino Enrique Morente. Por Manuel Jabois Casado lleva tiempo coqueteando con un electorado al que no le parecería escandaloso ni raro que su candidato lanzara vivas a Franco. Al final, de tanto buscar a ciertos votantes, acabas comulgando con ellos. Por Sergio del Molino CARTAS A LA DIRECTORA Lucía Cabrera Martín, de Barcelona, nos cuenta que un amigo suyo ha dejado de subir fotos a Instagram. "Yo, por el contrario, subo bastante contenido. Sin embargo, en esta conversación algo me hizo clic. ¿Qué te aportan?, me preguntaba. Yo intentaba convencerle de que es entretenido, pero dentro de mí sabía que lo hacía para crear un escaparate de mi vida. Aún a día de hoy sigo con el mismo dilema. ¿Y tú por qué usas las redes sociales?". La dirección para escribir en esta sección es cartasdirectora@elpais.es EL ROTO
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