¡Hola! Bienvenido al boletín de Verne, aquí Pablo Cantó. Antes de arrancar, y para los recién llegados, permitidme que os cuente de nuevo qué es esta newsletter que estás leyendo [los asiduos, podéis pasar al próximo párrafo]. Verne era la sección dedicada a la cultura digital del diario EL PAÍS y hace unos meses tuvo que decir adiós a sus lectores (aunque ya no publiquemos, puedes seguir leyendo todos nuestros temas aquí). Nos despedimos con una advertencia: "Es probable que volvamos en el inmediato futuro, aunque ya no sea como sección del diario". Y aquí estamos. Hemos vuelto en forma de boletín quincenal. Esta entrega ha coincidido con Halloween, así que hablaremos de leyendas urbanas que pretenden asustarnos y otras cosas de miedito. 💉Terrores reciclados Hace apenas unas semanas, la policía municipal de Granada publicó un tuit en el que desmentía un bulo propagado por la ciudad: era un audio de WhatsApp que contaba que, en un discoteca, a una chica le hicieron un corte en el brazo. Cuando llegó a su casa encontró una nota en su bolso que decía "bienvenida al club" y, tras acudir al médico, le dijeron que le habían contagiado el sida [puedes leer más sobre este bulo en Maldita]. La historia me llamó la atención por aquello de "bienvenido al club". Un momento, ¿otra vez? Las leyendas urbanas de "bienvenido al club del sida" y otras variantes en las que alguien contagia de forma premeditada esta enfermedad se remontan a hace más de 30 años. Podrían considerarse uno de los primeros fenómenos virales de internet, antes incluso de la existencia de redes sociales. Se compartían, sobre todo, a través del correo electrónico. En su libro Tened miedo, mucho miedo (2004), el investigador Jan Harold Brunvandt, especialista en folclore y leyendas urbanas, recopila ejemplos muy similares que "circularon por email durante los noventa" en "incontables" versiones. Seguro que algunas te suenan: la del ligue de una noche que se despierta solo y encuentra escrito en el espejo, con carmín, "bienvenido al club del sida", el de las jeringuillas infectadas en asientos del cine, o en los asientos del bus, o en gasolineras… O una que ha envejecido fatal: la de las agujas ocultas en la cajetilla del cambio de las cabinas telefónicas. Muchas de estas leyendas urbanas son anteriores a internet, y algunas de las que aparecen en el libro de Brunvandt fueron publicadas en periódicos estadounidenses durante los 80. Todas tienen como punto en común que presuponen la existencia de una persona enferma tan malvada que decide, voluntariamente, propagar su enfermedad. No es casualidad: muchos bulos y leyendas urbanas esconden detrás mensajes de odio. Y en el caso de los bulos del sida, por doble partida: en La enfermedad y sus metáforas, Susan Sontag habla de que el VIH en los 80 era "una proyección ideal para la paranoia política del Primer Mundo", ya que unía un mensaje racista (el del virus "que viene de África") con otro ultraconservador, el de que la enfermedad era un castigo para promiscuos y homosexuales. Otros investigadores sobre folclore popular, Antonio Ortí y Josep Sampere, cuentan en su Leyendas urbanas (2006) que este formato de historias de un enfermo malvado que propaga su enfermedad viene de lejos. Ponen como ejemplo una canción anterior al siglo XV recogida en Barzaz Breiz (1867), una recopilación pionera de cuentos tradicionales de la cultura bretona. Esta cuenta cómo una leprosa, después de ser rechazada por la familia de su prometido, decide contagiarles la lepra. También hay historias muy parecidas sobre tifus, gonorrea… Antonio Ortí, uno de los autores del libro Leyendas urbanas, me contó hace unos años en una entrevista –para este tema relacionado con otra leyenda urbana– que cuando un bulo pierde su capacidad de sorprender, suele acabar transformándose en una serie de variantes. Los terrores se reciclan: como ya nadie se cree que vayamos a pincharnos con una aguja infectada en una cabina de teléfono, ahora el miedo viene de una fiesta en una discoteca. Como ya no mandamos cadenas de mails, la difusión llega por WhatsApp. Eso sí, los creadores de estas historias deberían ir buscando otra cosa con la que intentar asustarnos. Afortunadamente, el estigma del VIH está quedando atrás y sabemos que incluso en el caso surrealista de que alguien nos cortara o pinchara con un objeto infectado, hay métodos para prevenir la enfermedad. Ni sufrirla debería asustarnos tanto: con medicación, una persona con VIH puede hacer una vida normal y ni siquiera puede transmitir el virus. Estos miedos acabarán pasando de moda. Antes de darle el relevo a mi compañera Anabel Bueno, os dejo unas recomendaciones tiktokeras por Halloween: esta cuenta, en la que un niño hace unas historias maravillosas sobre la casa encantada de su bisabuela, y LuxuryDark, la cuenta de un grupo de amigos que graban vídeos de terror muy buenos (en inglés, aunque apenas tienen diálogo). Y otra barriendo para casa: en el TikTok de EL PAÍS (sí, ¡estamos en TikTok!) pedimos a periodistas de las secciones de Cultura, Televisión y Redes Sociales que nos dijeran cuáles eran sus películas de terror indispensables. Con todas las recomendaciones, hicimos este vídeo. Si adivinas cuáles son las tres recomendaciones que nos hizo Carlos Boyero, te llevas el perrito piloto: 🚀A partir de aquí, Anabel coge los mandos de la nave 30 días de maquillajes de Halloween. La youtuber francesa Marion Moretti (@marioncamaleon) ha vuelto a hacer este año su especial de Halloween: increíbles maquillajes por cada día del mes de octubre. Lleva creando estos maquillajes temáticos cada octubre desde 2017 y son todos impresionantes (y dan mucho miedo). El proyecto "Madrid me Mata" busca visibilizar algunos de los delitos de odio cometidos en Madrid a través de postales que mantienen la estética de los azulejos cerámicos que se pueden ver en las calles del centro de la ciudad. A los ingleses les flipa el Nenuco y nuestros productos de limpieza. Este hilo habla del hallazgo y la adoración por estos productos. Mi cosa favorita es que uno de los reclamos sea "que tu casa olerá como a unas vacaciones en la Costa del Sol". Sofía Ruiz de Velasco también se hizo eco del hilo en esta columna. Pokémon mi culo. Esta otra tuitera compró por los loles un juego de la Game Boy Advance por Aliexpress llamado Pokémon My Ass Version… y resulta que funciona. Al parecer alguien ha tuneado el juego para hacerlo en versión subidita de tono. Como este puente está haciendo un tiempo más bien pocho, apetece mantita, sofá y serie, así que te recomiendo esta de Filmin que bien te la puedes zampar en una tarde: Back to Life. Miri acaba de salir de la cárcel, donde ha pasado la mitad de su vida. Vuelve a casa de sus padres y tiene que empezar de cero en un pueblo donde todo el mundo sabe quién es y qué hizo. Tiene dos temporadas y es la mar de entretenida y dura en algunos momentos. ✍️ ¿Lo tuyo son las palabras? ¿El vocabulario? Nuestros crucigramas son tu juego ideal. |
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